no en todas las noches sino algunas
se volvía casi fosforescente
como un tic vegetal de su alegría
pero las lechuzas y los murciélagos
y los mochuelos y los búhos
quedaban tan perplejos
que se desvanecían
y sin embargo ello era así
porque aquel árbol albergaba
un sentimiento en cada hoja
y la fosforescencia apenas era
el pavoneo de su corazón
en una noche de tormenta
un rayo se abrigó en su copa
pero ésta no apagó sus luces
y el raio se hizo nada
hay que considerar
que en cada amanecer
el árbol se apagaba
es decir se dormía
a veces despertaba
lleno de pajaritos
pero no era lo mismo
Mario Benedetti
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